El presidente Barack Obama enfrentará el miércoles un momento cargado de riesgos políticos, pero que podría convertirse en beneficioso, cuando encabece una ceremonia en memoria de las víctimas del tiroteo de Arizona (suroeste).
Obama pronunciará el miércoles un discurso dirigido a las víctimas de la tragedia e intentará tranquilizar a la comunidad política, luego de que un hombre abriera fuego durante un mitin político en Arizona el sábado, dejando seis muertos y 14 heridos, entre los cuales se encuentra una legisladora demócrata, blanco del ataque y quien permanece en estado crítico.
En momentos de crisis internas, otros mandatarios estadounidenses han invocado la unidad, recurriendo a hechos de la historia o de la mitología nacionales.
Hicieron uso de la poesía, como Ronald Reagan después del desastre del transbordador espacial Challenger en 1986, o de una prosa determinada, como George W. Bush en el discurso que pronunció en la Catedral Nacional luego de los atentados del 11 de setiembre de 2001.
Semejantes discursos son «una manera de asimilar una tragedia y de mantener la sobriedad, pero también de usarlos como una herramienta para unir al país y avanzar de manera conjunta», opinó Jamie McKown, profesor de ciencias políticas en el College of the Atlantic (Maine, noreste).
La tarea de Obama será delicada, dada la furia política que se desató en los medios de comunicación ni bien la legisladora demócrata Gabrielle Giffords recibió una bala en la cabeza el pasado sábado.
Algunos demócratas denuncian el clima de odio conservador que cobró vigor entre los seguidores de políticos como la ex candidata republicana a la Presidencia, Sarah Palin, y que podría haber llevado al acusado Jared Loughner, de 22 años, a actuar, impulsado por las divisiones de la política estadounidense.
Obama posiblemente evite formular acusaciones, honrando a los muertos en lugar de ello.
«El presidente empezó a trabajar sobre su discurso anoche (lunes), está pensando en lo que quiere decir», anunció la Casa Blanca el martes.
«Destinará la mayoría de sus comentarios en memoria de las víctimas», agregó.
McKnown cree que Obama actuará «de manera segura» y que tratará de calmar las removidas aguas políticas.
El título de la ceremonia en la Universidad de Arizona, «Crecemos juntos: Tucson y Estados Unidos», podría dar un indicio sobre la voluntad de apaciguar los ánimos.
«El presidente cree que en este momento lo más importante que deberíamos hacer es dirigir nuestros pensamientos y plegarias a quienes han sido impactados y asegurarnos de que nos unimos y avanzamos como país», declaró Nicholas Shapiro, portavoz de la Casa Blanca.
El discurso de referencia de un presidente estadounidense en tiempos de crisis sigue siendo el de Abraham Lincoln durante la batalla de Gettysburg (Pensilvania, este) en 1863, en el que, con menos de 300 palabras, pronunció loas a los muertos y mostró el camino a los sobrevivientes.
Bill Clinton, tras el atentado de 1995 en Oklahoma City (168 muertos) prometió que haría justicia, pero también hizo énfasis en la necesidad de estar unidos ante la adversidad.
Numerosos analistas notaron que Clinton había entonces recuperado su prestigio presidencial, que había quedado empañado tras una derrota en las elecciones legislativas del otoño (boreal), antes de lograr una reelección triunfal en 1996.
Obama, cuyo partido también fue derrotado en las últimas elecciones de medio mandato, podría aprovechar la oportunidad para recuperar una posición por encima de cualquier partido, un leitmotiv de su campaña de 2008 que no surtió efectos desde que ocupa la Casa Blanca, en parte debido a la polarización del tablero político.
En declaraciones después de la tragedia de Tucson, Obama buscó establecer un vínculo directo de empatía con sus compatriotas, afirmando: «Todos sentimos pena y estamos en estado de skock».
«Como presidente de Estados Unidos, pero también como padre, paso por supuesto mucho tiempo pensando en las familias», agregó. Entre las víctimas mortales figura una niña de 9 años, la edad de su hija menor.
AFP